La buena
alimentación y planificación del tiempo libre
Ramón Guerra / maestro de Ciencias AIPCV
Al iniciar el año escolar todos,
tanto maestros como alumnos, nos sentimos con muchas energías para hacer el
mayor esfuerzo, trabajar eficientemente y obtener los mejores resultados. Sin
embargo, a lo largo del año, esas energías merman cualitativa y
cuantitativamente. Esta situación se ve reflejada en el bajo rendimiento académico
por parte de los alumnos. Para evitar caer en esta situación puedo recomendar
tener un balance entre la buena alimentación y planificación del tiempo libre.
Al alimentarnos bien, nuestro
organismo obtiene los nutrientes necesarios para optimizar las funciones
vitales y a la vez nos dota de energía para realizar las tareas diarias dentro
y fuera del entorno escolar. Les recomiendo a los padres que coloquen comida
sana y balanceada en las loncheras de sus niños además de agua. Son seis los
nutrientes esenciales para el cuerpo: carbohidratos, proteínas, minerales,
vitaminas, agua, grasas y azúcar. Estos dos últimos deben consumirse en bajas
cantidades, ya que su abuso puede acarrear enfermedades como la obesidad y
diabetes. Un emparedado y jugo natural, por ejemplo, pueden contener muchos de
estos nutrientes en forma conjunta.
Es muy importante también planificar el tiempo
de trabajo vespertino y repartir las responsabilidades a lo largo de la semana
poniendo como prioridad las asignaciones o tareas más próximas. De esta forma
lograremos todos culminar el año lectivo de forma exitosa.
La siguiente gráfica revela las
horas de estudio que toman los estudiantes de quinto grado de la AIPCV, quienes
respondieron a la pregunta: ¿Cuántas horas diarias te dedicas a estudiar?
Estudiar 4 o 5 horas vespertinas
diariamente puede ser extenuante para un
estudiante después de estar alrededor de 8 horas dentro de un aula de clases.
Estudiar una hora o menos puede también puede ser muy poco para lograr altos
grados de calidad. Como cada quien tiene distintas técnicas de estudio y ritmos
de aprendizajes, es importante conocer cuánto se sabe de cada tema a estudiar o
repasar, y diseñar horarios diarios que sean flexibles y en el cual no solo
esté plasmado el tiempo de estudio sino las actividades recreativas y
familiares.